Las paredes hablan… y tú decides cómo escuchar sus colores

¿Sabías que los colores causan efectos en la percepción y conducta de las personas? Así es y esto se debe a que son ondas de energía que tienen su propia frecuencia magnética.

Esta frecuencia, al ser captada por nuestra retina, se convierte en impulsos eléctricos que llegan al sistema nervioso, específicamente al hipotálamo, nuestro centro rector de los procesos hormonales y endocrinos. Eso provoca estados y emociones diversas en el organismo como tristeza, alegría, excitación, rabia y todas las que se nos ocurran. 

Entonces, si los colores afectan nuestros cuerpos y cerebros de forma diferente entre ellos, ¿cómo hacemos para que las paredes pintadas de nuestros espacios, y sus colores, ayuden en las actividades que realizamos día a día? En Alfa te explicamos cómo: 

“¡Logremos juntos ese certificado!”: verdes para el aprendizaje

¿Te ha pasado que cuando estás en la naturaleza, tu cuerpo llega a relajarse tanto que escuchas hasta el más delicado pajarito? Eso se debe a que, por su baja longitud de onda de energía, los colores verdes -propios de la naturaleza- pueden conseguir que tu cerebro se calme, sea más eficiente y logre concentrarse mejor. Así que, si comenzaste un curso virtual y sientes que no logras concentrarte lo suficiente, pinta una pared verde donde sueles estudiar.

“¿Necesitas ayuda para encontrar la musa?”: amarillos para la creatividad

¿Qué sale cada mañana, es muy brillante y nos llena de energía? ¡El sol! El gran representante del color amarillo y la razón por la que lo relacionamos con la luz y la brillantez. Su alta longitud de onda de energía provoca que nos sintamos positivos, se nos agudice la percepción y nos volvamos más creativos y espontáneos. Basta de habitaciones aburridas: pinta una pared amarilla y deja volar la imaginación.

“¡Te ves increíble!”: rojos para el romance y la seguridad

El rojo es estimulante y lo sabemos. Atrae nuestras miradas y hasta puede ser provocador (¿o quién se resiste a una fresa muy roja y brillante?). Por eso, en la cromoterapia (terapia que usa las colores para curar enfermedades), el rojo sirve para tratar desórdenes energéticos y emocionales como la depresión. Una pared roja no solo puede ayudarte a sentirte más empoderado, sino a verte con mejores ojos: a apreciarte a ti y cada una de tus cualidades.

“¡Nos encanta verte bailar!”: naranjas para la sensorialidad

El mindfulness, o la conciencia plena, nos recuerda que una de las claves para vivir una vida plena es, precisamente, estar en el presente. Dejar que nuestros sentidos disfruten el aquí y el ahora. Para conseguir esta sensorialidad, pinta una pared naranja. Este color provoca que el suministro de oxígeno al cerebro aumente, estimula la actividad mental, baja las inhibiciones y genera energía. Perfecto para que disfrutes de actividades como una buena clase de zumba.

“Descansa, mañana será un mejor día”: azules para la serenidad

El océano nos relaja. Sea por el movimiento del agua, el sonido de las olas al chocar o el reflejo que produce al contacto con la luz. Esa referencia, y la baja longitud de onda de energía, hace que el azul tenga efectos calmantes sobre nosotros. Incluso, es un color que ayuda a reducir el estrés y el miedo, generan equilibrio y favorece nuestro descanso (por algo dicen que “en el mar, la vida es más sabrosa”). Convierte tu habitación en el espacio más reparador de tu casa con paredes azules

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